“No es no, nunca es nunca, falso es falso” estas rotundas palabras fueron pronunciadas en más de una ocasión por el que, ahora sí, es nuestro presidente de Gobierno. Pedro Sánchez ha aplicado la máxima de la insistencia: pierdo dos elecciones y vuelvo, me echan de mi partido y vuelvo, hago una moción de censura y presidente por decreto hasta que, por fin, ganó unas elecciones. No está nada mal.
No obstante, sería bueno hacer un ejercicio de reflexión de cara al futuro, al menos, si queremos que España sea algo parecido a lo que hoy en día conocemos. Nuestra clase política no ha estado a la altura de las circunstancias. Sin importar ideologías, procedencias o número de escaños, no se pueden consentir esta clase de espectáculos en el Congreso de los Diputados. Durante el fin de semana de Reyes hemos asistido a una investidura plagada de insultos, cargada de crispación, tanto que aquellos que antes escupían en el Congreso ahora dan lecciones de moral, así está la cosa.
De igual modo, se debería de cambiar la forma de hacer campaña y dejar abierto un espacio para el diálogo y la formación de Gobierno en coalición. Es evidente, desde el año 2014, que las mayorías absolutas están desapareciendo, por lo tanto, sería interesante que todos los partidos asumieran esta realidad como propia, y demostraran algo más de respeto por el pueblo, pues al final, es del pueblo de donde emana el poder para habitar la Moncloa.
Por lo tanto, y como consecuencia inequívoca, creo que para la próxima campaña electoral – ojalá que sea dentro de 4 años- todos los líderes políticos, por favor, asuman la realidad y en campaña no mientan, no queda bien. En este sentido, si antes decía que los políticos deben de dar otra clase de ejemplo en el Congreso, los líderes también deberían de hacerlo en campaña. No hay que retroceder mucho en la hemeroteca para ver como Pedro Sánchez ha negado cada una de las cosas que ha hecho y que ahora llamamos primer Gobierno de coalición de la historia de España. Y esto, lo siento mucho por todos, es algo inaceptable.
Pedro Sánchez y la falta de coherencia en el Gobierno
No puedes someter a un país a unas elecciones, sobre todo por el coste económico de las mismas, para intentar cambiar la realidad y cuando no te gustan los resultados, vuelves al plan Z para gobernar a cualquier precio.
No es no, porque España se merece una clase política que saque adelante asuntos muy urgentes que están presentes en nuestra sociedad como las pensiones, el empleo, la natalidad.
Nunca es nunca, porque ninguna justificación existe para la mentira. Si bien nos hemos acostumbrado a ella por parte de la clase política, no podemos dejar pasar más estas situaciones y debemos de exigir a nuestros políticos el respeto a nuestras instituciones y un vocabulario acorde con el puesto que ocupan. No quiero pensar que opinaría el jefe de cualquiera de nosotros si dijésemos aquello de “me importa un comino” como funciona esta empresa, yo cobrando soy feliz.
Falso es falso. El secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, ha dado por finalizada la crisis, eso sí, en “términos estadísticos”, en uno de los peores años para el empleo y la venta de automóviles desde hace 6 años. Esta clase de afirmaciones deberían de lanzarse con cuidado y más con un nivel de paro como el de España y con una tasa de paro juvenil tan elevada como la española. No hace tanto un señor dijo en el año 2007 que España “juega en la Champions League económica” unos meses antes de declarar una de las mayores crisis de la historia. Por favor, mucho cuidado con esta clase de afirmaciones.
En resumen, tenemos un presidente de Gobierno que está en el cargo tras hacer todo aquello que juró no hacer en campaña y una oposición que grita e insulta, dejando a un lado la elegancia y el buen hacer de los políticos de antes, así pues, lo dicho un presidente cutre para un clase política media-baja.
Este artículo fue publicado originalmente en IEVENN