Hagamos un pequeño viaje por la vida política reciente de Pedro Sánchez, quien escribió en Twitter aquello de “yo nunca me aferraré a un cargo”.
Parece que fue hace un siglo, en el año 2014, cuando Pedro Sánchez se proclamaba vencedor, mediante voto directo de los militantes del PSOE, de las elecciones internas del partido para elegir secretario general. Por aquel entonces, contaba con el apoyo de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que ahora, es la líder de la oposición en la Junta.
Tras este hito, se convierte en el candidato del partido para las elecciones generales de 2015, donde el PSOE obtiene su peor resultado histórico: 90 escaños. Ni siquiera Alfredo Pérez Rubalcaba había obtenido unos resultados tan nefatos, siendo el primer candidato que postulaba tras Zapatero por el PSOE.
Sin embargo, la falta de acuerdos para que una candidatura saliera adelante, llevó a convocar un año después unos nuevos comicios. En esta ocasión, el PSOE, dirigido de nuevo por Pedro Sánchez obtiene un nuevo récord: 85 escaños. Se podría decir que la situación iba de mal en peor, pero entonces, Sánchez intentó una maniobra muy interesante al postularse como presidente de Gobierno con el apoyo de Ciudadanos. Sin embargo, la negativa conjunta de Podemos y Partido Popular dio como resultado que este hecho no se materializase, y ahora, el líder del partido quedaba tocado, herido de muerte y al borde de una crisis interna que, como bien saben, acabó con la dimisión de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE.
Estado del PSOE
Con un PSOE hundido, las elecciones internas debían suponer el retorno del liderazgo, de ese partido que había cosechado victoria tras victoria en los tiempos de Felipe González, ese socialismo de éxito y mayorías absolutas que parecía haber caído en el olvido. Así, Susana Díaz se postuló como una de las candidatas más firmes para ser la nueva imagen del partido. Sin embargo, nadie se esperaba la candidatura de un Pedro Sánchez que parecía perdido, olvidado por la historia. Volvió y para sorpresa de muchos, el 21 de mayo de 2017 se convirtió, por segunda vez en menos de 4 años, en secretario general del partido socialista.
Ahora, que había recuperado su puesto en casa, era el momento de tomar el pulso a la situación política, y el Partido Popular, que vivía feliz con unos presupuestos aprobados, se vio envuelto en una situación realmente compleja. Ahora, unos días después de conseguir el pacto del año para los presupuestos y haber salvado la legislatura, se encontraba con que Pedro Sánchez había presentado una moción de censura que, para muchos, era una tomadura de pelo y no saldría adelante. No obstante, la moción siguió su curso y Sánchez pasó a ser presidente de Gobierno, gracias a que mantuvo los presupuesto definidos por el Partido Popular, haciendo valer el apoyo del PNV.
CIS de Tezanos
La vida, como siempre irónica, nos lleva a 2019, sin llegar a un año de Gobierno de Pedro Sánchez, y a otros presupuestos, del que dependían de nuevo su futuro. El veredicto, vinculado a los partidos independentistas, ha sido negativo, y ahora se ve abocado a convocar unos comicios y dejar un cargo que tanto le ha costado conseguir. Pero ¿será el fin de Pedro Sánchez? ¿Acertará por una vez el CIS de Tezanos y el PSOE ganará las elecciones? Y, lo que todavía es más interesante, si se lleva otro fracaso electoral ¿dejará la política? Y ¿para siempre?
Son muchos los interrogantes que se nos presentan en este año 2019 y solo estamos hablando de Pedro Sánchez.
Artículo originalmente publicado en IEVENN
