Decía ayer el vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, que “Hay que naturalizar que en una democracia avanzada cualquiera que tenga una presencia pública y que tenga responsabilidades en una empresa de comunicación o en la política está sometido tanto a la crítica como al insulto en redes sociales”. Además, añadía que “Todos los que tenemos presencia pública y relevancia a la hora de participar en debates, y ahí los profesionales de los medios la tienen, la crítica es normal y propia de la democracia. Las cosas desagradables de las redes que no nos gustan también son normales”.
Justificar un ataque con otro, la violencia con más violencia o el odio con más odio nunca es la respuesta. En una democracia avanzada lo normal es debatir desde el respeto. También, como no puede ser de otra manera, el insulto nunca es una opción y los escraches nunca son jarabe democrático, sino una actitud reprobable sea cual sea su objetivo.
Pero, lo que realmente atenta contra la democracia es tener a un vicepresidente del Gobierno que no entiende que la prensa solo tiene una función: informar a la sociedad. Las palabras de Pablo Iglesias, desde las que se anima al insulto, solo persiguen un objetivo, que la FAPE resume en: “coaccionar e intimidar al periodista para impedir que ejerza libremente su profesión”.
Solo una apreciación, aquellos países donde se impide que los periodistas ejerzan libremente su profesión y se les amenaza y coarta, suelen ser dictaduras.
Un Gobierno dividido e incapaz de hacer frente a esta crisis
La lucha por el poder interno dentro del Gobierno es una realidad con la que carga el Gobierno de Sánchez desde su inicio. La crisis del coronavirus solo ha puesto de manifiesto su intención de seguir en el gobierno a cualquier precio. Y sin tener en cuenta ayuda de nadie que no opinen como ellos. Este es el caso del pacto con EH Bildu.
Pero, como digo, el peor enemigo del PSOE es Unidas Podemos y viceversa. La lucha interna por ver quién es más feminista; quién apoya más al colectivo LGTBI, la ley de Memoria Histórica O el apoyo a la monarquía entre otras cuestiones.
Ahora, el caso “Dina” de alas al PSOE y el presidente, Pedro Sánchez, no desaprovecha la oportunidad para derivar todo el problema al vicepresidente: «He sido objeto de críticas positivas de medios, de críticas no tan positivas y de críticas desfavorables o muy desfavorables, y nunca he hecho valoraciones y no lo voy a hacer sobre un colega del Gobierno, en este caso el vicepresidente Iglesias«.
Al mismo tiempo, la portavoz y ministra de Hacienda, María Jesús Montero (PSOE) afirma que «no hay ninguna duda» de que el Gobierno cree «imprescindible» el papel de los medios de comunicación. «Sin ellos sería imposible que hubiera capacidad para poder tener criterio libre por parte de los ciudadanos a la hora de enfrentar los problemas cotidianos y la realidad del día a día, y por supuesto la crítica a la política«. A Montero solo le faltó decir “Pablo, lo entiendo, Sé fuerte”.
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