Nadia Calviño, Europa y la teoría de la subida de impuestos

Nadia Calviño

La fiesta estaba preparada. Tras lograr el apoyo de Alemania, Francia e Italia, desde Moncloa se daba por hecho que Nadia Calviño sería la nueva presidenta del Eurogrupo. La primera mujer en llevar a cabo dicha tarea y, adicionalmente, el Gobierno de Pedro Sánchez lograría  triunfar donde fracasó el de Mariano Rajoy.

Sin embargo, un pequeño error de cálculo ha cancelado la fiesta y la prensa amanece con titulares bien distintos a los esperados: “Conmoción en el Gobierno: la derrota de Calviño cambia el guión de Sánchez con IglesiasEl Español; “El fiasco de Sánchez con Calviño debilita la posición de España para negociar el Fondo de RescateEl Mundo; “La rebelión de los pequeños de la UE complica la negociación de las ayudas europeasEl País.

Paschal Donohoe, ministro irlandés, daba la sorpresa y con el apoyo de los países pequeños de Europa se convertía en el nuevo presidente del Eurogrupo. La vicepresidenta económica del Gobierno se justificaba en la Cadena Ser y explicaba “Estas cosas pasan. Era un proyecto importante. Teníamos comprometidos diez votos, pero alguien no ha hecho lo que dijo que iba a hacer”.

 

 

Nadia Calviño y la pérdida de poder

Se suele decir que cuando un político pierde unas elecciones vuelve con una diana en la espalda. De hacer una demostración de fuerza, se pasa a ser blanco de todas las críticas y las justificaciones no se dejan de suceder.

En este caso “alguien no ha hecho lo que dijo que iba a hacer”. Probablemente, no tardaremos en encontrar algunas referencias al Partido Popular. No obstante, cabe preguntarse ¿cómo afecta la imagen del propio Gobierno?

Hay un hecho que es evidente, cuando alguien se presenta a este tipo de procesos, no solo es valorado/a por su currículum, en este apartado nadie discutía las actitudes de Nadia Calviño; sino también de dónde vienes.

Fíjense en dos momentos durante la crisis. El primer de ellos, cuando el vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, dejaba abierta la puerta a las nacionalizaciones. El segundo, cuando el Gobierno, a espaldas de Nadia Calviño, negoció con EH Bildu la derogación de la reforma laboral que la propia Unión Europa impuso. Entonces, cabría pensar que esta clase de cuestiones no han podido sentar del todo bien dentro de Europa.

Como consecuencia, gran parte de los países han dado la espalda a España. Fíjense en un dato, partíamos con el apoyo de las grandes potencias e incluso así no ha sido suficiente.

María Jesús Montero
La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, a su llegada a la sala de prensa para comparecer tras la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros | Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa

La teoría de la subida de impuestos

Es visible la división del Gobierno central en cuanto a las cuestiones económicas. Nadia Calviño, más europeísta y Pablo Iglesias, que bebe de los modelos comunistas. La primera, intenta siempre contentar y tranquilizar a nuestros socios. El segundo, no tiene ninguna clase de problema en decir aquello de “No tengo ningún problema en hablar de este tema. Las nacionalizaciones son perfectamente posibles en la Constitución española y no son ni de izquierdas ni de derechas”.

Hasta el momento, la visión de Nadia Calviño se había impuesto a la de Pablo Iglesias. Sin embargo, ahora que vuelve debilitada y con España perdiendo peso internacional, es probable que las propuestas del vicepresidente tomen fuerza. España solo conoce una forma de actuar en estas situaciones: subir impuestos.

Si bien, Alemania, Italia y Reino Unido ya han anunciado e incluso aplicado rebajas fiscales, incluyendo actuaciones sobre el IVA o el IRPF, desde Moncloa ya se han dado los primeros pasos para la aprobación de la tasa Google y tasa Tobin. Por ahora, se ha renunciado a un impuesto sobre las rentas más altas. Esto nos deja una sola alternativa: impuestos a las clases medias. Es decir, IVA, IRPF etc.

¿Por qué ocurre esto? España lleva incumpliendo el déficit con Europa durante tres años consecutivos. Ahora, en plena crisis, nuestro PIB se va a contraer, lo que probablemente aumente nuestra deuda. Y ¿cómo consigue el estado recaudar más dinero? Pues subiendo los impuestos básicos.

La otra alternativa, sería la apuesta por el talento y el tejido empresarial de nuestro país. Con la reducción de impuestos y las ayudas necesarias para la contratación. Reduciendo la burocracia y haciendo que el dinero fluya. Pero esta alternativa no parece despertar el mayor interés en nuestro país. En lugar de crear riqueza, se apuesta por el reparto de la misma, ahogando a una economía ya asfixiada.

 

Javier Bustos Díaz | Experto en Comunicación Política