Hace apenas un mes Pablo Casado, presidente del Partido Popular, afirmaba: “A nosotros nadie nos tiene que llevar a la moderación, porque siempre hemos estado en ella; pero nadie nos debe apartar del combate contra la radicalidad”.
Sin embargo, la agresividad de las distintas intervenciones en el Congreso de los Diputados, la incapacidad para llegar acuerdos con el PSOE, como tiempo atrás si consiguió Mariano Rajoy; y las distintas ocurrencias de Cayetana Álvarez de Toledo, creaban una imagen más cerca de la derecha y menos del centro.
Ahora, más allá de las palabras, se ha puesto la primera piedra para que el Partido Popular sea una herramienta al servicio de la ciudadanía, al nombrar portavoz del PP en el Congreso de los Diputados a José Luis Martínez-Almeida.
José Luis Martínez-Almeida, un alcalde de consenso
En pleno estado de alarma, y con un nivel de crispación sin precedentes, Almeida logró algo que parecía insólito dentro de la política de ese momento y consiguió el apoyo de todas las fuerzas políticas para luchar contra un enemigo común.
La política consiste en llegar a acuerdos con los que piensan de forma distinta a la tuya, no en imponer tu visión de forma unilateral. Eso es algo que muchos parlamentarios no comprenden y que los líderes regionales venían reclamando desde hace más de un año.
En este sentido, puede parecer que destituir a Cayetana Álvarez de Toledo es una ocurrencia del momento, no obstante, desde que el PP perdió las últimas elecciones generales podíamos leer titulares como “Feijóo y Moreno Bonilla reclaman a Casado que el PP vuelva al centro tras la derrota de las generales”.
Regenerar la política desde el centro
Ahora vienen los pasos más importantes. España y la política española necesitan acuciantemente un cambio de rumbo. El tono crispado, las intervenciones ofensivas en el Congreso y el uso de medios de comunicación cuál altavoz de feria, nos han llevado a tener políticos acorde a esa forma de hacer política.
Nuestra nación se encuentra en un estado de emergencia solo comparable a la posguerra. Y por ello, hace falta políticos capaces de llegar a acuerdos necesarios para un país que está al borde del colapso.
Como dijo Felipe González “Podemos distinguir diversos tipos de políticos. Algunos tienen principios, pero no tienen ideas. Otros poseen ideas, pero carecen de principios. Y no escasean los que no tienen ideas ni principios. Finalmente, deberíamos ocuparnos de identificar a aquellos que tienen ideas y principios”. Ahora necesitamos que ésta última clase de políticos den un paso al frente.
