Durante la aprobación de la cuarta prórroga del estado de alarma, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, decía que votar en contra sería “un error absoluto, total, imperdonable”. Al concluir su intervención final, básicamente, vino a decir que quien no haya votado sí a la prórroga del estado de alarma estaba en el lado incorrecto. Ya no se trataba de abstenerse y dejar que continuase el estado de alarma, sino que había que dar el consentimiento explícito.
Verán ocurre una cosa cuando la clase política no está preparada y es que no tiene sentido de estado. Al final, entiendo, todo se resume en una serie de maniobras para llegar a la Moncloa. Desde cualquier otro punto de vista, carece de sentido la actitud del Gobierno y de la oposición.
Lo que se ha presenciado en el Congreso de los Diputados en las sesiones de control al Gobierno, desde que estamos en estado de alarma, no solo es preocupante, sino que da la razón a Europa: España no tiene credibilidad.
Ni Gobierno ni oposición
España se enfrenta, probablemente, a uno de los mayores problemas en su historia democrática, y es que, si es lamentable tener el Gobierno que peor está gestionando la crisis dentro del contexto europeo, no es menos cierto, que no existe una oposición con capacidad de asumir el control.
Lo que presenciamos este miércoles en el Congreso fue un esperpento sin sentido, al menos, por parte de los principales líderes políticos de nuestro país.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, previo acuerdo con Ciudadanos y PNV, se dedicó a impartir lecciones de éticas y moral. Al mismo tiempo, ponía los puntos sobre las íes y utilizaba frases del estilo “no es no” y “nunca es nunca” que tanto le gustan. Así, votar en contra de prorrogar el estado de alarma era “un error absoluto, total, imperdonable”, casi las mismas palabras que usó para describir cómo sería un acuerdo de Gobierno con Unidas Podemos que nunca haría. Que cosa más curiosa, la verdad.
Por su parte, Pablo Casado, empleó un discurso incoherente que su voto. “Ahora lo que pretende es gobernar por órdenes ministeriales incluso para limitar libertades fundamentales, lo cual es inaceptable”. O “De pregonar el escudo social han pasado a usar de escudos humanos a los parados y autónomos, amenazándonos con retirarles las ayudas si no se aprueba hoy la prórroga del estado de alarma. ¿Eso le parece éticamente decente, Sr. Sánchez?”. Todo esto para abstenerse.
El Gobierno sigue sin plan B más allá del estado de alarma
Durante su intervención, el líder del PP advierte a Sánchez: “Si no es capaz de encontrar en 15 días un plan B ajustado a la legalidad y al respeto a la libertad de nuestros compatriotas, no vuelva a pedir lealtad y unidad a la oposición”.
Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos, volvía al hemiciclo para explicar porque su partido decidía apoyar el estado de alarma: “Esta votación no sirve para tumbar al Gobierno, sirve para tumbar el estado de alarma” y argumentaba que “el Gobierno debe comprometerse a desvincular las ayudas del estado de alarma, a preparar un plan B para salir de manera ordenada y a tener mucha más interlocución con la oposición y las comunidades autónomas”.
Y apenas 24 horas después de estas palabras, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo advierte de otra prórroga del estado de alarma: «Necesitaremos algunas semanas más«.
Asegura la vicepresidenta que es «la manera más garantista, más democrática y más exigente para respetar derechos» y que es «el Congreso quien la decreta«.
Claro que, si el Gobierno no desvincula los ERTES y el resto de las ayudas a los ciudadanos, autónomos y empresarios españoles del estado de alarma, el Congreso, de facto, al suspenderse el estado de alarma estaría eliminando todas esas ayudas a los españoles.
Como consecuencia toda la oposición pasaría a ser el enemigo público número 1, sin importar la gestión que hubiera o hubiese hecho el Gobierno. Mientras no se desvincule los ERTES y el resto de las ayudas del estado de alarma, este seguirá vigente, por lo pronto, quince días más.
Como dijo el presidente “el plan B es el plan A. El Plan A es el Estado de alarma”.
Javier Bustos Díaz | Experto en Comunicación Política