Al igual que ocurrió en la crisis financiera del año 2008, ni la crisis va a afectar a todos por igual ni vamos a salir de la misma a la par. Sí, habrá países que en poco más de un año, otros dentro de dos y España, bueno, España todavía no se había recuperado de la última crisis.
Hay un detalle que nunca deja de sorprenderme cuando leo las noticias: “España tardará al menos dos años en superar la peor crisis en un siglo, según la previsión del Gobierno”; pregunto ¿antes nuestra economía iba bien? ¿Nuestra burocracia era rápida? ¿Nuestros médicos estaban bien pagados? ¿Los contratos de enfermeros y otros sanitarios eran dignos? Nuestro sistema educativo ¿funcionaba bien? Acaso, ¿El paro era insignificante?
El sistema no se ha colapsado por culpa de la COVID19, el sistema ya estaba al borde del colapso y esto solo ha sido la gota que ha colmado el vaso.
Economía pre y post COVID19
Durante estos meses hemos oído hablar mucho de la recuperación en V, es decir, una recuperación rápida y que nos deja en el momento anterior a la crisis. Tenemos que asumir, por tanto, que ese punto es positivo. Veamos algunos datos.
España ya había perdido gran peso internacional, así el diario ABC publicaba “La inversión productiva extranjera (descontadas las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros) se desplomó un 63% entre enero y junio hasta los 10.301,8 millones de euros, 17.600 millones menos y su peor dato desde 2016, precisamente el anterior año en el que el Ejecutivo, en ese caso del PP, estuvo en funciones casi todo el ejercicio. Entonces alcanzó los 9.371 millones, según los datos publicados por la Secretaría de Estado de Comercio”.
Además, la ilusión de superar la crisis económica anterior, parecía eso, una ilusión. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) el paro registrado en nuestro país antes de la COVID19 era de 3.312.000 personas frente al 1.806.000 de personas que estaban en esta situación en el año 2007, es decir, antes de la crisis de 2008.
Cabe asumir, por lo tanto, que no habíamos superado la crisis de 2008 y que no estábamos preparados para otro golpe.
Una burocracia que aburre al inversor
Los retrasos en los pagos de los ERTE o en la resolución del Ingreso Mínimo Vital nos parecen desesperantes, pero tengo una pregunta ¿antes la administración era rápida? Volvemos a la historia de siempre, y siento ser insistente rozando la pesadez, pero en España la Administración, en todos los niveles, es lenta.
Cualquier proceso que requiera de un sello, aprobación o firma tarda de 3 meses a un año, como mínimo. Por ejemplo, ocurre con las licencias de obra. Por cierto, esto está íntimamente ligado con el punto anterior, y es que, muchas empresas no invierten en nuestro país por estas cuestiones.
Dos, la Justicia es tan lenta que uno no sabe si denunciar o no denunciar. Sí, no es culpa de las personas que componen el aparato judicial, pero la lentitud con la que se resuelven los juicios y muchos procesos de embargos, concursos de acreedores etc., supone la ruina de muchas familias.
Pero, en el contexto del análisis, este problema viene aconteciendo desde siempre, no es culpa de la COVID19.
Sanitarios y la COVID19
Las personas que componen el sistema de salud vienen sufriendo unas condiciones laborales de trabajo precarias desde la crisis anterior.
El medio especializado, Redacción Médica recogía “Tras la crisis económica de 2010, los profesionales sanitarios sufrieron recortes en sus nóminas de los que todavía no se han recuperado. Por eso, los médicos y enfermeros españoles quieren dejar claro que, en la recesión que se viene encima tras la pandemia de coronavirus Covid-19, no se debe reducir el poder adquisitivo del personal sanitario, que está trabajando a destajo para combatir al virus”.
Ni la precariedad laboral es nueva, por cierto, que es algo genérico en toda España, ni las colas en los hospitales vienen con la COVID19. Antes de esto, al menos en mi experiencia personal, las citas con el especialista tardaban entre 3 y 6 meses en realizarse.
Sistema educativo
Nuestro sistema educativo era muy deficiente antes de epidemia. A nivel de formación básica y obligatoria, Libre Mercado ya apuntaba que “Según el último informe del World Economic Forum, el sistema educativo español no sale bien parado. Ocupa el puesto 38 de 137, quedando por detrás de Indonesia, Brunei, Costa Rica o Líbano, entre otros. Nuestro país se queda muy alejado de los tres primeros puestos, que son para Suiza, Singapur y Finlandia -ambos países obtienen un 6,1 sobre 7, mientras que España se queda en un 4,5-“.
En fin, poco más hay que añadir en este punto.
En lo que respecta a la Universidad, la burocracia es una de sus principales enfermedades. Eternizan los plazos y se ha generado un cuello de botella tan estrecho, que la edad media para ser Profesor Ayudante Doctor en España es de 44 años. Es decir, con una plantilla envejecida por encima de la media europea, con unas condiciones laborales precarias y sin seguridad laboral, rozando los 50 años ¿Cómo se va a generar investigación de calidad y poder competir con las principales universidades del mundo?
Tiempos difíciles para ser optimista
Hay un dicho popular que dice: “No se puede ayudar a quien no quiere ser ayudado”. España tiene ese problema. Desde la Unión Europea pueden darnos ayudas económicas, pero ¿eso va a reducir la corrupción política? Más bien al contrario.
Desde Bruselas nos puedan subvencionar, pero ¿eso reduce los plazos administrativos?
Alemania nos puede poner una hoja de ruta, pero ¿qué pasa si seguimos sin poder presentar unos Presupuestos porque nuestros políticos son tan incompetentes que no saben que el país está por encima de su ego?
En fin, volvamos al punto anterior a la COVI19, parece que nos iba de cine.
Javier Bustos Díaz | Experto en Comunicación Política